Los canelones siempre han sido
un plato de fiesta, quizás porque llevan tiempo a preparar pero siempre resultan muy sabrosos. Con pescado y marisco son aún más adecuados para
celebraciones pero por supuesto cualquier excusa es buena para cocinar un buen plato
para la familia o los amigos.
Ingredientes
500 g de langostinos
500 g de merluza (u otro pescado blanco)
Aceite de oliva
250 ml de caldo de pescado
1 puerro
1 hoja de laurel
50 g de mantequilla
50 g de harina
250 ml de leche entera
Nuez moscada
Sal y pimienta
Queso rallado para gratinar
16 placas de canelones
Preparación
Empezar pelando y cortado la cabeza a los
langostinos. Reservar los langostinos.
En una sartén dorar las cabezas y patas de los
langostinos con un poco de aceite de oliva y añadir el cado de pescado dejando
que hierva durante unos minutos. Pasarlo todo por el túrmix y colarlo. Lo
reservamos para añadir a la salsa bechamel.
Preparamos la salsa bechamel. Fundimos la
mantequilla en un cazo al fuego y añadimos la harina que tostamos durante unos
minutos. Añadimos la leche poco o poco y
sin dejar de remover para que no se formen grumos, después vamos añadiendo el
caldo de langostinos que hemos preparado al principio. Una vez hecho reservamos
la bechamel.
Después sofreímos el puerro cortado muy finito en
aceite de oliva junto con la hoja de laurel hasta que empiece a tomar un poco
de color. En este punto, agregamos los langostinos cortados en trocitos
pequeños y la merluza desmenuzada. Cocer durante unos dos o tres minutos y
añadir un par de cucharadas de salsa bechamel para ligar la mezcla. Dejar
reposar mientras preparamos la pasta de los canelones.
Hervimos los canelones en una olla grande
alrededor de 10 minutos, los sacamos y seguidamente los ponemos en agua fría
para cortar la cocción. Extendemos un paño de cocina en la mesa de trabajo y
colocamos los canelones hervidos encima, uno al lado del otro.
Con una cuchara vamos poniendo el relleno preparado
en cada uno de los canelones, yéndolos colocando en una bandeja que hemos
previamente untado con mantequilla o con un poquito de bechamel.
Finalmente ponemos la bechamel por encima,
espolvoreamos queso rallado y lo ponemos al horno a gratinar hasta que quede
dorado.
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